De Barcelona a Coimbra
Después de un agitado Mobile World Congress, nos tocaba tomarnos unos días con mi esposa para celebrar nuestro reciente matrimonio. Una de las ciudades que visitamos fue Coimbra, en Portugal, un lugar que, para ser honesto, no teníamos en nuestro listado de lugares pendientes para conocer, pero al estar de camino a Porto, creíamos que valía la pena explorar.
La suerte nos sonrió cuando nos encontramos con Roger Martínez Iglesias, nuestro guía en un tour a la gorra, más conocido como “free tour”. Curiosamente, fuimos los únicos participantes en el horario elegido, lo que convirtió nuestra charla en algo más íntimo y personal.
Durante la conversación típica sobre dónde estamos basados, mencioné que éramos de Buenos Aires, pero que yo en particular venía de Barcelona y mi esposa se había unido el último día. Roger nos contó que él es originario de Barcelona, y entonces le mencioné que seguramente conocería la MWC y que el motivo de mi visita anterior era por la feria. Fue entonces cuando surgió una conexión inesperada. Nuestro guía, había trabajado como PM para ACCIÓ, una de las fundaciones que colabora en la organización del MWC. Cuando mencioné el nombre de Carles Gómara buscando si conocíamos a alguien en común, nos confirmó que había sido uno de sus jefes.
Roger nos contó que estaba tomándose un año sabático para concentrarse en escribir una novela, aunque no dudaba en volver a la industria una vez terminado ese proyecto. El tour que nos brindó fue fenomenal; conocimos la historia de la ciudad y la universidad de Coimbra, lo cual la hizo aún más fascinante y bella de lo que habíamos imaginado.
El encuentro con Roger me hizo reflexionar sobre lo pequeña que puede ser esta increíble industria. El Mobile World Congress significa cosas diferentes para muchas personas, pero sin duda es un punto de encuentro crucial para una industria global en constante evolución.
Mi esposa, que trabaja en un rubro completamente diferente, me preguntó si era habitual que la gente se tome licencias y haga cambios similares a los de Roger en lo que ella llama “la gente que trabaja en tecnología”. Le expliqué que cada vez es más común ver a personas que cambian dinámicamente su desarrollo profesional combinado con sus planes de vida, generando perfiles interesantes y versátiles. Lejos de ser algo negativo, esto termina creando individuos con una comprensión profunda y herramientas para gestionar los desafíos propios de aquellos que se adaptan y toman riesgos.
Los años pasan y continúo maravillado por la capacidad de estar comunicados con personas de todo el mundo en tiempo real. Desde pequeño me fascinaron los teléfonos; en mi casa desde pequeño había un teléfono con botones, pero regularmente íbamos de visita a la casa de mi abuela materna y ella tenía un teléfono beige a disco que me fascinaba. Realmente no había mucho que hacer más que intentar marcar, llamar al servicio automatizado que te daba la hora o prestar mucha atención al cable de cobre con el conector RJ11 que terminaba en la pared más cercana, pero la fascinación nunca mermó. A pesar de entender técnicamente cómo funciona una llamada telefónica, un mensaje de texto y ni hablar de una videollamada, no puedo dejar de pensar que es mágico. Mientras escribo este texto en un tren de alta velocidad, puedo mantener conversaciones con personas de diferentes ciudades de todo el mundo, acortando las distancias, aunque uno pueda proyectarlo con pequeños puntitos en un gran mapa. Con la explosión de la tecnología 5G y los satélites de órbita baja, esto apenas comienza.
En resumen, si visitas Portugal, asegúrate de pasar por Coimbra y hacer un tour con Roger. Sus historias te transportarán a mundos que harán parecer pequeñas las tramas de Game Of Thrones y Romeo y Julieta. Por otro lado, estamos viviendo en un momento de revolución tecnológica que nos ofrece innumerables posibilidades, un impresionante aumento de la productividad y la eficiencia.
Para algunos esta revolución significa tomarse un año sabático para escribir una novela; para otros, trabajar desde un lugar remoto; y para algunos más, será la oportunidad de trabajar y viajar simultáneamente. Depende de nosotros utilizar ese tiempo y potencial disponibles para humanizar nuestros trabajos y nuestras vidas, mientras exploramos los límites de nuestras capacidades y horizontes.